El más histórico payaso: Popy
Bárcenas a Río, edificio Radio, Quinta Crespo, Caracas.
Hubo una historia en algún tiempo, que hablaba de maltratos a los niños, de gritos durante los comerciales, empujones... Quizá a lo que se vio en el sketch de “Albóndiga y Espagueti” del ¡Qué Locura! de Venevisión en los 2000. Pero, al margen de lo que no estuvo demostrado y que parece más maledicencia que otra cosa, hubo un productor de espectáculos en Venezuela cuyo nombre debe estar en el podio de los más grandes. Sin ánimo de hacer listas para evitar herir susceptibilidades, nadie duda de la visión de negocios de Diony López: tanto como el hombre sin personaje, como cuando se encarnaba en Popy.
Hubo Juan Corazón, también Supercrópolis con Raúl y Mercy. Antes, Bambilandia. Pero, ninguno dejó un personaje como Popy para sostener una carrera musical dedicada al género infantil a partir de sus programas: el Show de Popy y Fiesta con Popy. Implantó la personalidad del payaso con sus detalles propios: el bombín rojo y su pelo natural negro brillante. Nada de estridencias verdes, o pelucas enciclopédicas como las de Krusty el Payaso de Los Simpsons.
Popy, además, era un payaso diferente porque tenía familia. Esposa, Popina, que grabó un único disco con él, y sus hijos, una de las cuales, Carolina, se robó el protagonismo en algún tiempo. Tanto que, por amor o por resistencia, el nombre se puso de moda en el país en algún tiempo.
Su grito “wep”, su música con acordes circenses, sus arreglos grandilocuentes, y sobre todo, su figura asociada a la competencia entre Radio Caracas y Venevisión, en la época dura del rating, las lentejuelas y la laca, pasó a la historia. Si se hace una encuesta preguntando entre personas de esas generaciones sobre el payaso que más recuerdan, será Popy. No hay de otra.
Los últimos años de actividad
Ligado por años a Radio Caracas, saltaría luego a la competencia con un brevísimo paso por Venevisión. Fue Sonorodven el sello de su último disco de estudio, grabado en 1990. Regresaría luego a RCTV para relacionarse, otra vez, con la producción de espacios que se recuerdan hoy, como el Diente Por Diente que conducía una jovencísima Érika de la Vega.
Popy es símbolo de esa época nacional que ha quedado atrás. Más allá de la política, hoy los niños no aceptan un payaso que solo entreguen caramelos y hagan chistes malos y hasta obvios. La invasión de contenido de todo tipo hace inviable un contenido más sano, como aquel de cepillarse los dientes que era cuestión de obligación, o el Dios, mi amigo Dios.
Sus números están a la vista. Popy también forma parte de la historia.
Buenos días y feliz domingo, Caracas.
Popy fue un payaso en toda la infancia de los 80's en. Venezuela, es difícil explicarlo, sin embargo, este texto lo hace a la perfección. Inolvidable la foto que me sacaron para ingresar al kinder, usando mi franelita de Pony :)
Gracias por esto, un abrazo!